Daniel Monedero: “Siempre hay una parte que el escritor maneja y controla, y otra que se le escapa”

Fragmento cubierta «Volar a casa», Daniel Monedero. Páginas de Espuma, 2020

 
Después de Manual de jardinería (Relee, 2016), el escritor y guionista de cine y televisión, Daniel Monedero (Valladolid, 1977) ha publicado su segundo libro de relatos, Volar a casa (Páginas de Espuma, 2020). Charlamos con Monedero sobre su nuevo volumen, que reúne cinco cuentos enlazados entre sí a través del sentido aéreo de la realidad, los pájaros y deliberaciones acerca de la literatura.

Después de tu aclamado debut literario, ¿cómo estás viviendo esta segunda experiencia?

Después de un primer libro que ha funcionado bien, uno siente siempre la sombra del miedo a decepcionar a esos primeros lectores y lectoras que le recibieron con entusiasmo en su debut. Aunque por las primeras reacciones al libro, por suerte, parece que no está siendo así. Más bien al contrario, se están sumando nuevos lectores y lectoras a mi propuesta literaria.

En todo caso, uno tiene que ser honesto con lo que cuenta y con cómo lo cuenta, más allá de lo que se puede esperar de su literatura.

Daniel Monedero, escritor

Por un lado, siento menos presión porque ahora ya sé que detrás de mis cuentos habrá un puñado de lectores interesados en leerlos. Y siento más presión exactamente por eso mismo.

El libro reúne cinco cuentos que comunican entre sí a través de elementos recurrentes que se van moviendo por escenarios fabulosos. ¿Cómo nacieron los cuentos? ¿Tenías claro la repetición de elementos?

En algunos casos, se trata de decisiones conscientes, premeditadas. O incluso que en las revisiones del manuscrito he ido ajustando y moldeando para que el libro ganase en coherencia y homogeneidad.

Pero hay elementos que se repiten de manera inconsciente. Al ver el libro terminado, me he sentido como si fuese un lector ajeno a la escritura de mis propios cuentos.

Y hay elementos comunes, o pequeñas obsesiones, que sigo descubriendo, cuando los lectores me cuentan su experiencia al leer mis cuentos. Esos elementos son sin duda algunas líneas de fuerza que cruzan todo el libro. La literatura, los pájaros, extrañas “precipitaciones” y cierto sentido aéreo de la realidad, que percibo de una forma inestable, porosa, llena de misterio.

Por lo demás, siempre hay una parte que el escritor maneja y controla, y otra que se le escapa. En ese equilibrio de fuerzas surgen, quizá, los hallazgos más bellos.

Daniel Monedero, 2016

Respecto a cómo nacieron los cuentos… En algunos casos fue por una imagen, que resultó ser la semilla del resto del cuento, en otros se trata de una voz a la que sigo de forma hipnótica, un tipo de personaje o un conflicto determinado.

En todo caso, siempre seguí la intuición sin saber al cien por cien hacia dónde me dirigía. Y luego, ya en posteriores escrituras y revisiones, fui encontrando del todo la historia que quería contar y cómo quería hacerlo, buscando la estructura más idónea y la forma más adecuada para ello.

En el primer relato del libro “Ornitología ilustrada” se lee “La vida late y la realidad bulle”, ¿crees que la vida y la realidad que plasmas en el libro no invitan a la quietud y que hay que mantenerse siempre alerta y activo?

No sé si la vida que presento en el libro invita al movimiento, pero sí que percibo una existencia con el suelo menos firme de la que se nos quiere presentar desde ciertos lugares.

Tengo la sensación constante de que algunos de mis personajes caminan por arenas movedizas. Y de cierta “extrañeza” hacia la realidad que me rodea. Ese extrañamiento también está presente en mis cuentos.

Por otro lado, considero que sí, que si uno tiene la mirada preparada y alerta puede descubrir en la vida cotidiana ciertas “epifanías” y momentos de gran misterio y belleza. Algo a lo que también nos ayuda la literatura.

El relato más extenso, Un cuento perfecto”, se encuentra en el medio y parece casi una declaración de intenciones. ¿Crees que, de alguna manera, la imperfección es la base de la escritura?

John Cheever, 1912-1982

Toda escritura es imperfecta, sin dejar de ser por ello hermosa. Pero creo que es muy lícito ir en busca de esa quimera que es el cuento perfecto o el poema perfecto o la obra musical perfecta, como si eso fuera posible, y siempre que no nos paralice creativamente, claro.

Sabemos que esa búsqueda de la perfección es algo ilusorio, que vamos a la caza de un imposible. Pero a cambio de correr tras ese imposible, esperamos encontrar por el camino hallazgos valiosos, retazos de belleza, algún chispazo conmovedor.

Hay cuentos que para mí, como lector, son casi perfectos, como algunos de John Cheever.

Por otro lado, conviene aclarar que la imperfección es maravillosa, porque se parece mucho a la vida.

En ese cuento se puede leer: Hope pone a secar sus libros colgados por todo el apartamento como si tratase de su ropa interior. En cierta manera es su ropa interior”. ¿Crees que dentro de los textos puede emerger de algún modo el yo” más íntimo?

Sin ser para nada una escritura autobiográfica ni enmarcarse tampoco en lo que se denomina “auto-ficción”, pongo lo más íntimo de mí en mis cuentos: que no son mis datos biográficos ni los ítems personales de mi vida, sino mis inquietudes, mi forma de mirar el mundo, aquello que me conmueve especialmente, que me preocupa, o que no alcanzo a comprender.

Páginas de Espuma, 2020

Podríamos decir que en mis cuentos está mi yo más íntimo, sí, porque salen de mi imaginación y de mis manos. Y ¿qué hay más íntimo que eso?

Por otro lado, el relato centra la atención sobre otro de los elementos recurrentes en todos los relatos: la literatura. Atendiendo al título del libro, ¿la literatura es “casa”?

Para mí, la literatura es un hogar al que siempre regreso, si es que me voy alguna vez.

Es casa y a la vez es viaje. Tiene esas dos propiedades que parecen contradictorias, pero que la literatura es capaz de conjugar a la perfección. Quietud y movimiento. Es viajar estando detenido en el mismo lugar.

En Volar a casa se multiplican los nombres de autores que se cuelan en las tramas. Muchos narradores, pero también una gran cantidad de poetas. ¿Hasta qué punto crees que la poesía influye en tu prosa?

No podría cuantificarlo, pero mucho, eso seguro. La poesía reinventa de alguna manera el lenguaje, ensancha el idioma, con sus imágenes es capaz de llegar a lugares recónditos de nuestra emoción y de nuestra inteligencia. Es capaz de nombrar el mundo de una forma insólita.

A mí como lector me ha entregado muchas horas de felicidad literaria. Pero también me ha hecho comprenderme mejor y comprender mejor el mundo que me rodea. La poesía es capaz de elevarte por un lado y de cavar muy hondo por otro.

Daniel Monedero, escritor

Pero en mis cuentos tampoco pierdo nunca de vista que se trata de cuentos, no de poemas, y de que por lo tanto tengo que utilizar recursos propios de la técnica narrativa.

Pero es cierto, no me gusta contar historias de una forma descuidada. Mi apuesta es por una prosa inventiva, juguetona, lírica, plástica. Y el modo de contar algo es también aquello que contamos. Lo transforma.

También me gustaría puntualizar que ese reguero de nombres que aparecen el libro no pretenden ser un alarde de cultura literaria. Huyo de esas pedanterías. Sencillamente no soy capaz de explicarme a mí mismo ni el mundo que me rodea si no cuento con todas esas visiones de aquellos autores que han enriquecido la mía propia, y por lo tanto, la de algunos de mis personajes.

En Alta literatura coreana” escribes: Porque la verdadera literatura no puede contarse. La verdadera literatura es la carne que hay en las palabras”. ¿Las palabras son un punto de partida o de llegada?

Las palabras son nuestro barro, nuestra arcilla, y yo como escritor siento la obligación de crear algo hermoso y trabajado con ellas, entregar al lector una experiencia estética intensa, luminosa, que le eleve más allá del mundo del lenguaje práctico, político o manoseado de todos los días.

El modo en el que combinemos las palabras podrá crear un sentido u otro, una imagen u otra. Y eso es lo que hacemos los escritores y las escritoras, ni más ni menos: combinar palabras de la mejor manera posible.

Las palabras son un punto de partida, de llegada, y también de tránsito. Estamos hechos de palabras.
 

Sobre el autor
(Salon de Provence, 1986). Aunque nacida en Francia, España es, sin lugar a dudas, su país de adopción. De hecho, se especializó en literatura española y, concretamente, cursa un doctorado sobre dramaturgia contemporánea. Es co-directora de la Revista de Investigación Teatral Anagnórisis. Y, a pesar de la crisis, también co-dirige la Editorial Anagnórisis, sello digital especializado en teatro y estudios humanísticos.
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