30 años sin (y con) la poeta Susana March: el eclipse de una estrella

Susana March, escritora y poeta, 1915-1990

 
Agradecimiento especial a Tànit Fernández de la Reguera

El viento
Susana March
Editorial Torremozas
Introducción: Susana Cavallo
72 págs.

 
A 30 años de la muerte de la poeta y escritora Susana March (1915-1990), su figura y su legado literario parecen estar hoy prácticamente olvidados. No solo a nivel nacional e internacional, sino también en su propia ciudad natal: Barcelona. A pesar de esta injusticia histórica, March es una de las autoras más representativas de la poesía española de los años 50. El mismísimo Vicente Aleixandre, Nobel de Literatura 1977, en su libro de semblanzas Los encuentros (1958) escribió que March era «una de las voces líricas femeninas más auténticas y logradas del momento».

Como una forma de reivindicar la memoria y la obra de Susana March, Ediciones Torremozas ha reeditado recientemente El viento. Un poemario aparecido originalmente en 1951, como parte de la colección de libros de la revista La isla de los ratones (promovida por el editor asturiano Manuel Arce).

En la introducción que acompaña a la nueva edición, la investigadora Susana Cavallo (Loyola University Chicago) afirma:

«El viento es un símbolo temporal que encarna la veloz carrera de la vida…, desde la infancia a la vejez, y a la muerte».

EL VIENTO

Todo ha vuelto a quedarse quieto,
todo en su sitio y en reposo.
Va navegando por los días
la barca triste del otoño.

Fue allá, por la primavera…
Era un mundo maravilloso.
Tú llevabas el Universo
metido dentro de los ojos.

Te vi llegar como se mira
todo lo extraño y misterioso.
Sentí lo mismo que si un viento
me sacudiera por los hombros.

Luego partiste… Fue un segundo.
Mi corazón se quedó solo.
Ahora miro pasar la vida
como un reguero sobre el polvo.

El viento constituye todo un emblema de los años de esplendor poético de March, cuyos referentes temáticos, según asegura Cavallo, son «la visión existencial de la vida como acelerado caminar hacia la nada; la autobiografía, que tomará múltiple formas a través de la obra-retratos familiares, semblanza de la pareja, referencia a personas, experiencias y lugares reales en la vida de la escritora, empleo obsesivo del ‘yo’, autonominación y autorretrato de la persona poética».

YO

Yo. Siempre yo.
Y mi sombra oscura persiguiéndome…
Yo en todas las esquinas
desconcertada y múltiple.
Yo. ¡Siempre yo!
Y Dios pesándome en la sangre
como un hijo que se sueña.
Y un tremolar de ángeles libres
sobre mis párpados cerrados.
Y luego una gran fatiga,
una huella de algo que no ha sido,
un retornar a mí para morirme…

En el tono de sus poemas se percibe el constante vaivén entre la rebeldía y la resignación, la vehemencia y la reticencia, el regocijo y el desencanto, marcado por los duros años de la Guerra Civil y de la posguerra.

Tú eres mi sed. Los pájaros, los astros…
¿Qué importa que haya un cielo?
¿Qué importa que te mueras y me muera?
¿Qué importa un Dios eterno?
Amo tu imperfección de barro oscuro,
amo tus ojos serios,
amo tus dulces manos pecadoras,
tu perdurable cuerpo…
¿Qué importa que te mueras y me muera?
Tú eres mi sed, el agua que deseo.
De bruces sobre el cauce impetuoso,
humildemente bebo.

Los elementos de tonalidad, en permanente movimiento pendular, también están presentes en su ópera prima Rutas (1938) y sus posteriores trabajos: La pasión desvelada (1946) y Ardiente voz (1946), poemario que coloca a Susana March en un lugar preeminente del panorama poético español.

Luego vendrán, El viento (1951), La tristeza (1953) y Esa mujer que soy (1959), trilogía publicada por La isla de los ratones. En 1970 aparece Los poemas del hijo (1970). Para un amplio sector de la crítica especializada es la obra cumbre de March, «la voz femenina más valiosa de la poesía española actual»1, en palabras del poeta y ensayista Victoriano Crémer (revista Proa, 1 de julio 1971).

Entre los años 60 y 70, la poeta, junto a su esposo, el escritor Ricardo Fernández de la Reguera, concentran su tiempo en Episodios Nacionales Contemporáneos (1963-1970). Un ambicioso proyecto de Editorial Planeta que trata de continuar la voluminosa obra de Benito Pérez Galdós. Si bien la pareja superó las dificultades económicas a través de esta iniciativa de largo aliento, la producción poética de March decreció, al igual que su vida pública. Cabe señalar que durante varios años la autora publicó también novelas rosa por encargo, al igual que su hermana menor María Teresa March.

En los años 80, una colección de versos autobiográficos de March, guardada en un cajón unas cuatro décadas, gana el Premio de Poesía Angaro 1987: Poemas de la Plaza Real. Momentáneamente la crítica vuelve a hablar de ella y de su indiscutible calidad creativa.

Cavallo, en uno de los apartados de su estudio subtitulado “El eclipse de una estrella: vida y obra de Susana March” describe la figura de la poeta barcelonesa del siguiente modo:

«Susana March es una de las figuras más enigmáticas de la poesía peninsular del siglo XX. Miembro de la Generación del 36, colaboradora en las revistas destacadas de la post-guerra, amiga de los escritores célebres de la época y autora de numerosos poemarios y obras de ficción, March está hoy prácticamente olvidada. […] Tal olvido es aún más enigmático considerando su asombrosa precocidad—a los catorce años publicó sus primeros versos en el diario barcelonés Las noticias— y la calurosa recepción crítica que tuvieron sus libros tanto en España como en Latinoamérica».
 


1 Esta cita es recogida por Cavallo en su artículo académico “Polvo en la tierra: la poesía temprana de Susana March”, publicado en la revista Arbor en 2006.

 

Sobre el autor
Sobreviviente, Lic. en Filología Hispánica y Máster en ELE (Universitat de Barcelona), sujeto migrante. Ejerce actividades humanísticas en vías de obsolescencia programada: la docencia (castellano, catalán y literatura) y el periodismo independiente (codirector-fundador de «Pliego Suelto»). Mientras, desarrolla técnicas de sobrevivencia, cree en la utopía de disfrutar del amor, de la comida, de los libros, del viaje, de la cerveza, del vino, y de las conversaciones (presenciales) y fraternas.
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