Santiago Sierra: «La corrección política es una pesadez que siempre estuvo aquí con uno u otro nombre»

Santiago Sierra, Palabra de Fuego (Word of Fire), 2007

 
Entrevistamos al artista Santiago Sierra (Madrid, 1966) a propósito de Entrevistas/ Interviews (Pepitas de calabaza, 2016), una colección bilingüe basada en diálogos entre el autor y críticos, periodistas, comisarios e investigadores. Sierra reside y trabaja en Madrid, donde se formó como artista a finales de los años ochenta. Después de una estancia en Hamburgo a principios de los noventa, residió en México D. F. entre 1995 y 2006. Allí desarrolló un corpus sobre el trabajo y la alienación bajo la sociedad capitalista, propuesta que le catapultó al centro de la escena artística internacional. Actualmente su obra está presente en los grandes museos y bienales de todo el mundo.

El libro reúne las entrevistas que te han hecho entre 2002 y 2015. En una de las últimas, de 2011, señalas que tus trabajos han perdido dureza, que son más escultóricos, menos crueles. ¿A qué se debe ese cambio?

Pepitas de Calabaza, 2016

Imagino que se trata del mismo cambio que se produce en quien va a morder y quien ya mordió.

Por otra parte, miro menos a mi alrededor y estoy más metido en mi propia producción. Me encuentro de gira mundial permanente desde hace un par de décadas y eso te cambia bastante.

Por lo demás, el arte lo veo más o menos igual que antes, es mi modo de relacionarme con el mundo.

A lo largo del libro, los entrevistadores te preguntan en numerosas ocasiones por las razones que te llevaron a vivir a México, pero no sabemos a qué se debe tu vuelta. ¿Qué te hizo volver a España?

Me harté de México, especialmente tras mi último año en Ciudad Juárez para realizar “Sumisión”. Así que me salí un rato de ahí. En el norte las cosas se pusieron demasiado feas…

Además, tengo mucho trabajo en Europa, de modo que al final me pasaba todo el tiempo cruzando el Atlántico. Sin embargo, no he dejado de ir a trabajar allí, no me fui para siempre. Precisamente acabo de regresar de Ciudad de México.

Pienso en Trump, México, tu conexión con ese país y en el concepto de muro, que has abordado en diferentes obras. ¿Qué opinas de la llegada al poder de Trump?

Santiago Serra

Entiendo que los medios quieren que le odiemos, imagino que porque será el gran culpable de lo que ocurra y no el sistema.

En el fondo es la versión sin vaselina de Obama. Un presidente de EEUU es por definición un asesino de masas, así que sin novedad.

Con respecto a México, resulta evidente que es el gran perdedor del fenómeno Trump. El lenguaje grosero con México suena a preludio de “misión humanitaria” y eso me da pánico.

En la última entrevista del libro aseguras que “lo político” es un término que está de moda. Además de artistas como Bansky, del que se habla mucho en relación con el arte «político», ¿qué crees que se está haciendo en este ámbito en el mundo del arte?

Arte político es también Leni Riefenstahl (1902-2003) o Juan de Ávalos (1911-2006). Creo que es una etiqueta cuanto menos poco clara. Cuando Miquel Barceló pinta la cúpula de las Naciones Unidas también hace arte político, lo quiera o no.

Viviendo en un país donde el arte es una actividad cuasi cortesana, es difícil no ver política en todas partes. Creo que cabría ser más preciso.

Por otro lado, y en relación con lo anterior, ¿qué piensas del arte y la crítica al sistema?

Cartel de Black Flag, 2016

Entiendo mi trabajo como un testimonio de mi época y como un ejercicio de libertad, pero cada cual que lo entienda a su manera. Quien quiera aplaudir al sistema que lo haga, está en su derecho.

¿Cuál crees que es el papel del artista en este punto y la responsabilidad sobre su obra?

A un artista le hacen entrevistas. A un conductor de metro, o a cualquier otro trabajador, no se las hacen y eso me hace sentir una cierta responsabilidad más allá del espejo. Los artistas podemos hablar, sin embargo no todo el mundo puede. Cada uno verá en qué usa semejante privilegio.

En una entrevista de 2013 dices que “la libertad es un concepto que debe ser recuperado”. ¿Qué opinas sobre fenómenos post 15-M como Manuela Carmena, Ada Colau y Podemos?

No me queda ni el más mínimo rescoldo de fe en el sistema, nunca lo tuve y no me creo una sola palabra de nadie.

La libertad estoy seguro de que no emana de un televisor.

En una entrevista reciente a Carlos Pazos en El Mundo decía:

“Hablamos de ese arte falsamente militante, pretendidamente sociológico. Hablamos de personas que van de denunciar injusticias y en realidad son cómplices del sistema, de miembros de una raza de artistas que habría que exterminar. El mundo no hay que cambiarlo, hay que dinamitarlo. Si esa gente pretende realmente cambiar el mundo con su discurso, su ingenuidad me parece pasmosa; si lo que hace es jugar a la moda de crear conciencias y participar en bienales y eventos cosmopolitas, su incoherencia es deleznable”.

NO (lona), Parte 1, 2016

 
¿Qué opciones quedan a los artistas? ¿Crees que vivimos momentos de corrección política extrema?

No creo que tengamos que exterminar a nadie. Somos gente civilizada.

Del sistema todos somos cómplices lo queramos o no. Carlos Pazos es un artista muy galardonado por el sistema. Todos estamos metidos en esto.

Lo de cambiar o no el mundo, dudo que sea algo opcional. La corrección política es una pesadez que siempre estuvo aquí con uno u otro nombre.

¿Opciones? Adelante hasta topar con una pared.
 

Sobre el autor
Ha estudiado arte, comunicación y literatura. Trabaja con el vídeo y la instalación artística, además de escribir prosa, poesía y crítica. Forma parte del colectivo Nenazas. Siente predilección por la periferia y la distopía. barbarawong.info
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