Fotografía de Marc Javierre publicada en el libro «Tourist Walk (La Rambla)»
Durante el verano de 2014, Barcelona batió todos los récords turísticos. Lo que era una buena noticia para la economía regional, se convirtió en una pesadilla para la población local, al reavivarse las llamas de un problema de convivencia social. El fotógrafo barcelonés Marc Javierre-Kohan ha seguido de cerca la evolución de este fenómeno y lo ha plasmado a través de sus recientes trabajos documentales en distintos libros como: Lloret Paradise (Ediciones Carena, 2014), Tourist Walk (La Rambla) (Autoedición, 2013) y BCN Tourist (Ediciones Carena, 2012).
¿Qué es lo que te ha llevado a realizar los ensayos fotográficos Tourist Walk (La Rambla) y Lloret Paradise sobre “el turismo masivo irresponsable” en Cataluña?
«Tourist walk»
Las razones básicas para tocar este tema son que parte de mi obra se interesa en mostrar que lo que consideramos normal puede no serlo y, la otra, es ir en contra de un discurso unitario imperante en todos los medios catalanes, en el que “todo vale” para favorecer el turismo y en el que se magnifican sus beneficios, escondiendo que se trata de una actividad depredadora que está transformando Barcelona y muchas otras localidades en beneficio de unos pocos, pero con la ayuda de todos nuestros impuestos.
¿Eres partidario de la utilización de la fotografía documental como crítica y denuncia social ante lo que denominas: “la invasión del turismo masivo del centro de Barcelona, apoyado por el lobby turístico, que son hoteleros y grandes empresarios, y que también entronca con el tema de las mafias…”?
Sí, claro, creo que lo he conseguido con Tourist walk y Lloret paradise. Cuando la gente me dice “no me gusta el libro” creo que he logrado despertar cierta conciencia de que no todo lo que damos por bueno y normal lo es. De hecho, el conjunto de mi obra trata este tema.
Por otro lado, sería muy extenso hablar de cómo se transforma la ciudad en beneficio de unos pocos y de dónde sale ese dinero. Hemos puesto puertas a las personas, pero no al dinero. El dinero todo lo puede y mueve.
El hecho de sacar a la luz esta cuestión te ha traído algún problema o amenaza como sucedió con la ex concejal de Ciutat Vella Itziar González?
No, en absoluto. Barcelona, Cataluña y España son lugares en los que no se da ninguna importancia ni a la autoría ni a la imagen fotográfica. Se llega a tan poca gente que no eres visto como una amenaza, otra cosa es ser concejala…
En el caso de Barcelona, el modelo turístico de la Administración parece que excluya a los vecinos. ¿De qué manera reflejas esto a través de tus trabajos?
Lo reflejo enseñando la ocupación del espacio público por las personas normales que trae el turismo masivo y mostrando que la utilización de dichos espacios es contraria a la que de ellos hace el nativo. La idea es enseñar la actitud de la gente normal, del turista, en los espacios públicos ocupados masivamente o distorsionados de sus viejas funciones. En Cataluña limito el espacio a fotografiar La Rambla, Lloret de Mar y enclaves similares.
Según tu visión, ¿en qué se diferencian las categorías de turista y viajero?
«Tourist walk»
El turista va a un lugar a ver y hacer lo que le han vendido, el viajero va a descubrir un lugar desconocido. Hemos de pensar que el hecho de ser turista forma parte de la globalización económica y social. Se crea una oferta que genera una demanda y que da unos beneficos. El problema es que la gran mayoría de los turistas se mueven porque existe esa oferta, no buscan una experiencia nueva ni conocer una cultura diferente. Lo hacen, simplemente, porque se puede hacer. Y eso, mover y alojar gente, es un negocio gigante,.
¿Qué métodos de trabajo empleas a la hora de realizar tus obras?
Todo empieza por encontrar la idea y decidir desarrollarla. Esto para mí es lo más complicado. Luego, le doy unas claves, estéticas, de lugar, de contenido, conceptuales… que pueden llevar procesos de documentación o, simplemente, de observación, pero nunca sé dónde voy a llegar o acabar.
¿Consideras que tus producciones están hechas a modo de vouyeur?
No, ni hablar. Yo me encuentro en un espacio público y mi actitud al fotografiar es también pública. El vouyerismo es ver sin ser visto.
Marc Javierre, 2014
En Lloret Paradise, además de retratar el lado sórdido del turismo, la obra se complementa con los textos del periodista Jesús Martínez Fernández y una parte de ella se presenta como un “prospecto de medicamento” ante lo que llamáis “enfermedad del balconing” (práctica de los guiris que en los últimos meses ha dejado varios muertos en España). ¿Cuál es tu reflexión frente a este fenómeno?
Lloret Paradise es un pequeño experimento que junta mis imágenes a modo de reportaje, aunque no lo es, y el texto de Jesús. Busca hacer reflexionar a partir de esos dos puntos de vista.
Para mí, el balconing es un hecho puntual que se ve magnificado por la prensa, como la fiesta de Magaluf, precisamente para que algunos puedan decir: “no os podéis quejar, el turismo que tenemos es cojonudo”. Por otro lado, la gente que cae o se lanza de balcones suele hacerlo en hoteles viejos, sin medidas de seguridad actuales; y juventud más alcohol barato, pues da lugar a estas actitudes. Lo que habría que pensar es por qué el alcohol es tan barato en España: 1 euro la caña en el Paseo de Lloret de Mar.
«Tourist walk»
¿Como fotógrafo profesional qué debates internos te has planteado a partir del acceso generalizado a la fotografía digital y la sobreexposición de las imágenes personales en las redes sociales?
La conclusión que he sacado de todo esto es que la calidad y la autoría es la única manera de seguir adelante. ¡A ver si se puede!
Y después de Lloret Paradise, ¿Qué nuevos retos te has propuesto?
En estos momentos estoy trabajando en dos proyectos. Uno, sobre armamento y el mundo de las armas y, el otro, en Asia, sobre movimientos de población en el sudeste asiático. También estoy trabajando con la cantante Lidia Pujol en un proyecto personal.
