A través del siguiente artículo, el filósofo y docente Vicente Huici (Pamplona, 1955) nos aproxima a las aristas estéticas y temáticas de Figuras (Trampa Ediciones, 2023), el nuevo libro de Edgar Borges (Caracas, 1966). Figuras narra la historia un hombre vestido de cartero que se presenta en un manicomio con un lote de cartas de amor para entregar en mano a su destinataria, una joven interna llamada Federica.
La ya extensa obra literaria del escritor venezolano Edgar Borges reúne dos características singulares. Por un lado, se inscribe en una tradición caracterizada por la intransferibilidad del texto a otros soportes artísticos, dando cuenta siempre de la propia materialidad de su estilo. Y, por otra parte, se trata de una obra que se abre desde sí misma, una y otra vez, en escansiones sucesivas, aplicando el principio de repetición y diferencia.
Su último libro, Figuras, no viene a ser sino una confirmación de la deriva antes apuntada, pues son evidentes las autorreferencias a otras obras suyas anteriores –como La ciclista de las soluciones imaginarias (2014), La niña del salto (2018) o Enjambres (2020) – en las que desde un realismo que roza lo mágico, pero que a la vez propone una lectura simbólica sin abocar en lo fantástico, se lleva a cabo una incursión en el peculiar mundo de las relaciones humanas y de los poderes varios que las conforman y condicionan.
En el caso de Figuras, el autor nos presenta la historia de Enrico, un hombrecillo que, sin ser cartero, lleva cartas de amor a Federica, única interna en un extraño manicomio, dando saltos sobre una sucesión de casillas bajo la vigilancia de un guardián de los espacios…
Los ecos de Kafka, de Peter Handke y hasta del mismísimo Jorge Luis Borges son evidentes, pero no solo en el planteamiento poliédrico, a caballo entre la fábula y la geometría, sino, y sobre todo, como ya se ha advertido, por la materialidad misma de su escritura, tan estrechamente vinculada a la obra de los autores mencionados.
No es fácil encontrar en el ámbito de las novedades editoriales una apuesta como esta que rescate el campo literario, como diría Pierre Bourdieu, de su anquilosamiento comercial y de su crítica endogámica.
Por todo ello, Figuras resulta una obra única que, sin duda, se prolongará con el tiempo en una nueva escansión, pero que ya, una vez más, genera un gusto estético peculiar en su lectura y un regusto reflexivo de larga duración en su posterior meditación.